Frente a todas las adversidades que el país constantemente enfrenta, los hondureños y hondureñas desarrollamos una capacidad espectacular para la resiliencia. En un contexto tan cambiante de convulsiones políticas y sociales, golpes económicos, sumamos una pandemia mundial. A varios meses de haber transformado radicalmente lo que conocíamos como normalidad, la vida nos mostró que no se detiene, y que en medio de las adversidades la única opción para la población más vulnerable es adaptarse y aprender a lidiar con los riesgos.
La ubicación geográfica del país hace que tengamos una mayor propensión a los desastres naturales, cada tormenta tropical y huracán que se anuncia por los medios de comunicación nos hace rememorar la trágedia de los huracanes Fifi y Mitch, sin embargo, en cada oportunidad albergamos la esperanza de no reportar mayores perdidas materiales, y más aún, que ningún niño, niña, hombre o mujer se vea afectada en su integridad física.
Este sentimiento de esperanza ante la posible adversidad albergaba el hogar del pequeño Gabriel Antonio Martínez en el municipio de Choloma, Cortés. Gabrielito es paciente diagnosticado con cáncer infantil y actualmente junto a toda su familia enfrenta la dura batalla contra esta enfermedad. En la madrugada del 5 de noviembre la familia despertó por el ruido del rio desbordándose, al salir a la calle vieron a todos sus vecinos desalojando sus hogares y tratando de salvar sus vidas, en un abrir y cerrar de ojos el agua ya se encontraba a la altura de la cintura. Los padres de Gabrielito, don Manuel guardia de seguridad y doña Sandra ama de casa, instintivamente tomaron a sus hijos en brazos y como pudieron llegaron a una gasolinera para refugiarse. Los padres relatan entre lágrimas que le dan gracias al Señor por salir con vida junto a sus pequeños, cuando se les pregunta por sus perdidas tímidamente inclinan la cabeza y con resignación dicen: perdimos todas nuestras cosas, pero estamos vivos, Dios nos ayudará a salir adelante.
Similar a la situación de Gabrielito se encuentran muchos otros de los pacientitos de la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer, por lo cual, en medio de la incertidumbre imperante, la Fundación tomó la determinación de ponerse manos a la obra con un plan de acción de emergencia. En primer lugar, se necesitaba monitorear el estado de cado uno de los pequeños y sus familias para lo cual era necesario realizar 1,146 llamadas telefónicas en un corto periodo de tiempo. Paralelamente se requirieron esfuerzos para tratar de canalizar víveres, ropa, artículos de limpieza, colchonetas, pañales, fórmula para bebés, preparar paquetes y organizar la logística de entrega en las zonas afectadas, tomando en cuenta los daños en infraestructura y zonas incomunicadas.
Como resultado de este esfuerzo inicial se verificó el estado de 844 pacientes, 302 no han sido localizados, pero se sigue trabajando en ello. Hasta este recuento se identificó que 409 familias requerían víveres, 61 familias necesitaban algún tipo de atención médica, 44 familias sufrieron perdida de sus hogares, estas cifras van en aumento. Hasta ahora la Fundación ha habilitado los hogares para el niño con cáncer para los pacientes de mayor emergencia, ha realizado abordajes psicológicos para ayudar a las familias a superar este gran impacto emocional, ha entregado víveres, medicamentos, ropa y artículos de cuidado personal, ha realizado visitas médicas a los pacientes, se sigue trabajando en el acondicionamiento de espacios físicos para albergar a las familias y en planes de reconstrucción, el trabajo apenas comienza.
Pese a todas las dificultas que estamos viviendo, encontramos la bondad de Dios en el espíritu de servicio y compromiso de todos los colaboradores de la fundación, que sin dudarlo se han movilizado, han extendido su jornada, han trabajado fines de semana, y realizado cualquier cantidad de esfuerzos para garantizar el bienestar de los pequeños pacientes y sus familias.
Nuevamente debemos agradecer la enorme solidaridad del pueblo hondureño que desde el primer llamado ha dicho presente, lo que nos sigue permitido llevar esperanza a los niños y niñas con cáncer infantil en Honduras.
Nubia Mendoza de Zúniga
Presidenta Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer